Otoño, vuelta a los tacones
No sé a quién se le ocurrió la dolorosa idea de que
las mujeres para ir más elegantes tenían que llevar tacones, supongo que al
mismo al que se le ocurrió que los hombres les estrangulara un artilugio llamado
corbata. No quiero comparar roles, sólo analizar el más perjudicial de estos
dos ejemplos de indumentaria sexista: los tacones.
Aunque reconozco que hay mujeres que los llevan con
gusto y ¡mucho arte!
Sin embargo la sabiduría popular lo advierte. ¿Os
suena eso de “para presumir hay que sufrir”? Sí, sí, sufrir y mucho para parecer
más alta, más estilizada, más glamurosa llevando zapatos de tacón. Y es que,
los tacones muy altos provocan no solo cansancio, problemas circulatorios,
dolor de pies, también son enemigos
de los huesos, nervios y músculos del pié. Juanetes y “dedos de martillo” son
los efectos más habituales del calzado de tacón. Además, si
usamos tacones de más de 8 centímetros de altura de manera frecuente, se pueden
producir lesiones en la articulación de la rodilla y deformaciones de la
columna. Esto sí que es serio.
Nosotros, los osteópatas no podemos hacer milagros,
pero sí podemos devolver en estos casos el equilibrio a la columna vertebral.
Eso sí, si el paciente vuelve a usar zapatos con tacones tan vertiginosos, los efectos
positivos de la terapia serán en balde. Como en casi todos los aspectos de la
vida, hay soluciones intermedias. Calzar zapatos de hasta 4 centímetros no es
perjudicial, ya que el peso del cuerpo está equilibrado.
Os dejo un vídeo de un maestro
explicando qué efecto tienen los tacones en las lumbares. Interesante.
¡Buena semana!
No hay comentarios:
Publicar un comentario