Comenzó la sesión masajeando mi pie derecho. Reconozco que empecé la sesión sintiendo cierto enfado. Fui hablando de mis vivencias familiares, profundizando en ellas y tuve la sensación de estar escribiendo un libro autobiográfico, pero sólo a base de titulares y frases clave. Fui enlazando familiares y hechos de cada etapa de mi vida, pero sólo a base de titulares y frases clave.
Cuando tocó la parte de las manos, vinieron todos los recuerdos de mi familia. Y sentía la necesidad de citar hechos pasados buenos, pero también otros trágicos. Fui expresando en todo momento lo que sentía, muy consciente, sin llorar, sin acongojarse..., sin sufrir, en definitiva, Me dejé llevar totalmente por mis sensaciones durante el masaje.
La sesión
terminó con un masaje en la cabeza. Acabé contando anécdotas y riéndonos
tanto Elena como yo. Un momento feliz de mi vida de adolescente.
Lo que empezó
siendo un masaje más en mi vida, me hizo pasar por todas las fases de mis 47
años vividos, en titulares, y lo que empecé con enfado, lo terminé con una
carcajada compartida...y salí con una sonrisa de oreja a oreja. Me
sentí relajada y descansada, sobre todo liberada de ciertas ataduras...
La explicación
de la terapeuta: “Por lo general, las personas se mantienen calladas durante
la sesión, pero Esther necesitaba hablar y yo la dejé. Hay que dejarse llevar y
dejar que la terapia actúe. En el caso del masaje metamórfico, estamos hablando
de una técnica vibracional que se aplica con las manos, casi como si fueran
caricias, que actúan sobre el cuerpo energético que rodea el cuerpo físico. Yo
no soy una masajista, sino que actúo como catalizador para que la energía vital
fluya libremente y se eliminen bloqueos y patrones atascados, causa de muchos
problemas de salud”, explica Elena Jiménez.
Una definición
más académica sería: técnica desarrollada por el naturópata y reflexólogo
británico Robert St. John en los años sesenta que se centra en los
meridianos de reflexoterapia de los pies, las manos y la cabeza. Estos
puntos corresponden a la columna vertebral y, a su vez, a la encarnación, la
gestación y el nacimiento de la persona. Es una terapia que hace renacer
la inteligencia sanadora innata de las personas eliminando bloqueos profundos
en el patrón energético del organismo. Y es que, durante la gestación se
forman las estructuras físicas, mentales y emocionales. Si se han bloqueado
tras el nacimiento, con el paso de los años y las circunstancias vitales, el
“masaje” metamórfico las recupera y facilita la unidad de cuerpo, mente y
emociones. Es útil, entre otras, para tratar la depresión, el estrés y la
hiperactividad.