martes, 10 de septiembre de 2013

La importancia del tacto, la importancia de lo vivo




Si pensamos por un momento en la sociedad que hemos creado, la mayor parte de lo que se vende hoy son imágenes, gestos, palabras… Nada de tocar o de que nos toque algo vivo. Eso lo solemos dejar para el sexo.
Pienso, por ejemplo, que habrá ancianos que dejen este mundo sin haber tenido jamás la oportunidad de sentir,  a través de su piel, el bienestar del tacto, es decir, no habrán disfrutado nunca de un masaje. Solo por no superar tabúes, barreras culturales o generacionales que asocian placer con pecado. Eso me pone muy triste.
La piel está conectada, sobre todo, con nuestro principal motor: el cerebro. Los masajes llegan a estimular hormonas, enzimas que activan mecanismos que equilibran el estrés, mejoran el sistema inmunológico y estimulan el sistema parasimpático normalizando el ritmo cardiaco y la respiración. También equilibra sistemas como el vascular, linfático, digestivo, reproductor, muscular, articular, óseo y nervioso, y mejora contracturas y demás tipos de problemas musculares.
En resumen, el tacto en forma de masaje repercute de forma beneficiosa la vida diaria. Mejora nuestro nivel de concentración, facilita el descanso nocturno…y sí, es un verdadero placer en muchas ocasiones. Por eso, ahora que ya ha llegado septiembre y para muchos la temida depresión postvacacional, ¿vas a seguir pasando de masajes? No piense más y ¡siente!

2 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo: uno no puede perderse la oportunidad de sentir... y sentirse mejor, y el masaje es una vía excelente para ello. Hay que probarlo!

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  2. Efectívamente María, gracias por tu comentario. Cuando recibimos un masaje, siempre mejoramos, y la sensación de sentirse mejor es mucho más profunda. Os animo a todos a sentirlo, no solo cuando nos ataca el dolor, sino de forma habitual para prevenir la enfermedad y para conectar con nosotros mismos.

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